
Pero ese mito de la eficacia priista parece entrar
en crisis. La semana pasada nos mostró que la incapacidad y torpeza de este
gobierno comienza a tornarse preocupante. Sus errores ya no son los normales de
un gobierno que apenas lleva 9 meses de gestión. Más bien reflejan una ineptitud
que comienza a ser recurrente y sistemática.
Ese PRI y ese gobierno supuestamente expertos
en garantizar el orden no fueron capaces de prever que la CNTE iba a bloquear
los accesos al Palacio Legislativo de San Lázaro, zona federal, después del
"aviso" que ya habían dado irrumpiendo violentamente en el mismo dos
días antes. Ese PRI y ese gobierno que aparentemente se caracterizan por el
oficio político no pudieron negociar con los líderes magisteriales y evitar el
conflicto. Ese PRI y ese gobierno que dice mover a México se doblaron ante el
chantaje de los violentos y retiraron la ley del servicio profesional docente.
Pero no solamente los vergonzosos sucesos
relacionados con el caos múltiple causado por los pseudo maestros pone en tela
de juicio el mito de la capacidad de gobierno de los priistas. También los
datos duros que vienen de la economía. Peña Nieto y el PRI recibieron un país
con una economía sólida, estable y en crecimiento, pero en nueve meses de
gobierno todos los indicadores han empeorado. La tasa de desempleo muestra su
nivel más alto desde enero. La inflación ya rebasó las expectativas planteadas
por especialistas y por el Banco de México. El registro de inversión extranjera
directa reportó salidas de capital por más de 1,500 millones de dólares. La
propia Secretaría de Hacienda bajó su pronóstico de crecimiento anual del 3.1
al 1.8 por ciento. Los economistas ya hablan de recesión.
Y de seguridad, mejor ni hablemos. Baste decir
que los asesinatos, secuestros y extorsiones no solamente no han mejorado en
estos nueve meses, sino que están sensiblemente peor, con el agravante de que ahora
no se percibe una estrategia clara y distinta al respecto, como sí la había en
el gobierno de Felipe Calderón. Y en cambio sí pasa algo que antes no:
proliferan policías comunitarias y grupos de autodefensa por todo el país ante
la inacción de la autoridad.
La narrativa otrora imperante de que los
priistas gobernaban bien y sabían hacer las cosas hoy se cae por su propio
peso. Se convierte en una narrativa frustrada, a todas luces falsa. Con todo el
poder en sus manos el PRI gobernó en México durante siete décadas con cierta
eficacia derivada de la ausencia de equilibrios, más no necesariamente con
calidad. Hoy ni eficacia ni calidad. Los priistas no son capaces de administrar
lo público en un escenario donde impera el pluralismo, los pesos y los
contrapesos, la acotación del poder, los órganos autónomos. En esa cancha el
PRI no sabe jugar.